domingo, 16 de septiembre de 2012

¿Por qué corremos?


Correr es mucho más que correr. Correr es una forma de vida, una filosofía, una religión, un qué se yo, es poesía...

Tenemos libros motivacionales, canciones motivacionales, camisetas motivacionales; tenemos sueños, retos, somos héroes, ¿dónde está el límite? Copón, que vemos una foto de un maratón a vista de pájaro y se nos saltan las lágrimas.

Eso, y un mojón.

La verdad: con 20 años no nos comíamos un colín, con 25 nos pusimos barriletes y, con 30 más o menos, nos pusimos a correr como terapia antiestrés. Corrimos una carrera, no nos quedamos los últimos (aunque estuvimos cerca) y estuvimos presumiendo de ello un mes. "¿Qué has corrido 10 kms?", nos decían. Y afirmábamos con la cabeza henchidos de orgullo.

Pasó el tiempo. Perdimos 10 kilos (o más). No nos pusimos más guapos, porque seguíamos teniendo mollejas, y, además, las tetillas flojas, los hombros más estrechos que la cintura, las orejas de soplillo, los bíceps de un guacharro* y, en verano, la pechera blanca con cuatro pelos y los brazos más negros que el picón**. 

En la playa se ríen de nosotros, pero una vez que nos lesionamos engordamos tres kilos en una semana. Nos asustamos tanto que ya sólo dejamos de correr cuando la rodilla se dobla en los dos sentidos o, peor aún, ni siquiera se dobla. No es de extrañar que nuestras madres piensen que estamos enfermos y cuando corremos una carrera nos recen un padrenuestro, o nos pongan una vela.

Seguimos corriendo carreras. En nuestro mayor día de gloria quedamos entre los 50 primeros en veteranos B. Eso sí, entrenamos como profesionales, hablamos como profesionales, hemos desarrollado una jerga incomprensible (en inglés) sólo para miembros de la secta, compramos revistas ignotas con nombres raros (en inglés, o en su defecto, en vasco), medimos la velocidad en minutos por kilómetro y, sobre todo, sobre todo, sobre todo, gastamos guita en material como profesionales. Perdón, retiro lo último, a los profesionales el material se lo pagan los patrocinadores. Esto, digo... los sponsors.

Nuestros amigos nos echan de menos. Ya no somos ni la mitad de divertidos. Sólo hablamos de carreras y nos acostamos a las diez y media de la noche, fines de semana incluidos. Y en las bodas no bailamos y nos caemos de sueño. Reconozcámoslo, somos un coñazo, y si no mirad las caras de nuestras mujeres cuando las convencemos para que se vengan cuando nos juntamos.

Pensémoslo. A lo mejor es sólo correr. Hay una vida ahí fuera.

* Guacharro: Cría del gorrión.
** Picón: Carbonilla para el brasero.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Imprescindible lectura. Llena de argumentos técnicos y psicológicos.
    Por cierto, ese tío de la foto ¿no es al que tiraron en el MAPOMA?

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  3. ¡¡¡Jajaja!!! No sé si será o no, yo no lo conozco de nada.

    Por cierto, ¿Sabes que al que diga "supinador" lo vetamos del blog?

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